Fruto de su historia la Biblioteca actual alberga colecciones de distintas procedencias, entre las que destacamos la colección de la Biblioteca del Universidad de Valladolid y la Librería del Colegio de Santa Cruz, aunque diversas donaciones y legados han acrecentado este fondo a lo largo de los siglos.
El origen del Estudio General (Studium generale) de Valladolid se remonta a tiempos medievales. En el último cuarto del siglo XIII era una realidad, pero nada se sabe de la existencia de una librería en el Estudio vallisoletano. La primera información data de 1600 cuando el doctor Vega pretendió donar sus libros a la Universidad y en 1604 el claustro decidió hacer una estancia que albergase los fondos donados. Pocas noticas más hasta el último tercio del siglo XVIII en que se produjo un aumento significativo de los fondos bibliográficos de la Universidad como consecuencia de la expulsión la Compañía de Jesús de los reinos de España en el año 1767 que favoreció la integración de parte de las librerías de los colegios vallisoletanos de san Ambrosio y san Ignacio. En el siglo XIX, sucesivos decretos desamortizadores: supresión de las órdenes religiosas en el trienio liberal (1820 y 1823) y la Desamortización de Mendizábal en 1836, propiciarán que la Universidad se haga cargo de parte de los fondos bibliográficos incautados, procedentes de los conventos de la ciudad que pasaron a ser de titularidad pública, y de la Librería del Colegio de Santa Cruz en 1850.
Después de varios proyectos fallidos, la Universidad de Valladolid siguió la corriente de las demás universidades y en 1844, siendo Rector Claudio Moyano, adquirió unas casas en la calle de la Librería para instalar en el segundo piso de la ampliación del edificio el salón y la estantería de la moderna biblioteca, situada en el ala oriental del patio principal. Atendida por el presbítero Mariano González del Moral, albergaba unos seis mil volúmenes nutridos por ciencias sagradas y deficiente en las materias de legislación, ciencias y letras. En este momento, la Librería del antiguo Colegio de Santa Cruz era custodiada por la Comisión de Monumentos Históricos y Artísticos de la provincia.
En 1909 fue derribado el viejo edificio de las Escuelas Mayores en el que se encontraba la Biblioteca Universitaria. En esta situación comenzó el proceso de reunificación de ambas bibliotecas. Buena parte de los libros fueron colocados en cajones y distribuidos por las dependencias del Colegio de Santa Cruz y algunas obras consideradas de mayor interés, se unieron a su Biblioteca produciéndose así la fusión parcial de ambas bibliotecas. El nuevo edificio se inauguró el 6 de octubre de 1915.
En 1919 la Biblioteca Universitaria se articulaba en dos secciones, como muestra el artículo 129 de los Estatutos, en el que señala la composición de la Biblioteca: una Sección de investigación que seguiría funcionando provisionalmente en el antiguo Colegio de Santa Cruz, otra, que constituirá la Sala de trabajo de la Universidad, instalada en el edificio de la misma que atendería las necesidades diarias.
A comienzos del siglo XX la colección fue reordenada y los libros de la sala Librería del Colegio de Santa Cruz se colocaron por tamaño y encuadernaciones siguiendo un número currens, lo que permitió ahorro de espacio, a pesar de que en su origen la Librería se había organizado clasificada por materias como lo muestran las cartelas de la zona superior.
Con motivo del incendio acaecido el 5 de abril de 1939, aunque la Biblioteca no sufrió desperfectos, se hizo impracticable la sala de lectura y dicho servicio se desplazó a la Biblioteca de Santa Cruz. En febrero de 1940 los fondos de la Biblioteca Universitaria más antiguos se trasladaron a la Biblioteca de Santa Cruz y los restantes al Paraninfo de la Universidad donde se estableció un servicio de Biblioteca hasta mediados del mes de julio. En agosto se llevaron los libros a la planta principal del edificio anejo al Colegio de Santa Cruz. La nueva ubicación de la Biblioteca Universitaria se inauguró el 4 de noviembre de 1940. Contaba con una sala que disponía de cien puestos de lectura y al lado un depósito de libros en dos plantas, despacho para bibliotecarios, sala independiente para índices y en planta baja otras salas para revistas y folletos. En 1988 los fondos de la Biblioteca Universitaria se trasladaron a nueva Biblioteca Reina Sofía para volver definitivamente en el año 1992 a la Biblioteca de Santa Cruz.
El Colegio de Santa Cruz, fundado por el Cardenal Mendoza en el año 1483, contó desde sus inicios con una Librería propia, confirmando así su interés por la comunicación escrita e impresa. El espacio dedicado lo componía una amplia sala del edificio del Colegio para uso de los colegiales, su ubicación ocupaba toda la fachada principal de un espacioso salón del primer piso del Palacio, síntoma de la importancia concedida.
Las Constituciones del año 1494 otorgadas por el Cardenal Mendoza para la organización del Colegio desprenden algunos capítulos encaminados a salvaguardar los libros. Años más tarde se añadirían otros para regular la apertura de la Biblioteca y el nombramiento de un encargado de la misma que velase por sus fondos. Se sabe poco del número de libros que la componían en su origen, obras del propio Cardenal, donaciones y adquisiciones posteriores. Un inventario realizado en los años 1589 y 1590 desvela que acogía 970 volúmenes dispuestos en los estantes de acuerdo con las materias de cánones, leyes, artes, medicina y teología.
A comienzos del siglo XVIII la antigua biblioteca fue remodelada y adquirió la fisonomía que presenta actualmente. Se construyó el mueble de la Librería que conocemos, realizado por el ensamblador Alonso del Manzano en 1705. Esta Librería se organizó horizontalmente en dos cuerpos unidos por una escalera y verticalmente en calles separadas por columnas salomónicas. Clasificada por materias y coronada por los escudos de la familia Mendoza (lema “Ave María”) y Figueroa (hojas de higuera). Culmina el conjunto un retrato del Cardenal Mendoza realizado en esta época por el pintor Manuel Petí Vander.
Los Colegios Mayores fueron suprimidos en el año 1798, después de las reformas de 1771 y 1777 con un breve paréntesis de seis años (1830-1836). La Biblioteca pasa a depender sucesivamente de distintas instituciones: de la Real Chancillería, de la Universidad, del propio Colegio y de la Diputación, para definitivamente incorporarse a la Universidad, por Real Orden de Isabel II, en el año 1850.
BIBLIOGRAFIA
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